Amigo José Manuel. Si en otro tiempo el gran tabú era el sexo, ahora el gran tabú es la muerte. No hay que enseñarla, no hay que hablar de ella, ni siquiera pensar en ella. Por eso los muertos (que ya no se llaman muertos, sino fallecidos) se han convertido en una estadística. Comparto plenamente tus reflexiones. Un abrazo
Desde mi trinchera. Día 4
Desde mi trinchera
Día 4
11/04/2020
En nuestra cultura, formando parte de lo que nos enseñaron nuestros padres y mayores, había una regla grabada en oro: A los muertos se les respeta y a sus parientes se les acompaña y apoya en tan duro trance. Cuando se muere alguien las campanas doblan a difuntos, con un toque lento y espaciado, y la vida se detiene. Y hay que ir a los funerales, y se va arreglado, con ropas oscuras y gesto serio, sin alharacas, sin fiestas: se reza, se da el pésame, un abrazo y se comparten recuerdos. Los muertos son sagrados.
Ahora estamos viviendo en medio de una vorágine de defunciones, de muertes anónimas, solitarias, silenciosas; de fallecidos en hospitales atestados o improvisados en Ifemas, entre respiradores, mascarillas y trajes blancos fantasmagóricos. Sin familiares alrededor sujetando la mano del moribundo, sin últimas palabras, sin hijos y nietos llegando apresurados desde todos los confines de la tierra para dar el último adiós, sin velatorios atestados ni entierros solemnes con discursos emotivos, sin procesiones silenciosas bajo cipreses centenarios y sin responsos cristianos ante tumbas familiares, sin velos ni corbatas negras, sin lápidas ni flores olorosas, sin abrazos prolongados y frases amorosas, sin llantos, sin campanas y sin esquelas… sin humanidad. Ahora los muertos son una cifra, un número que se convierte en curva, en tendencia.
Miles y miles de muertos solo en España, en nuestra España que una vez más se asoma al mundo para encabezar las estadísticas negras de la tragedia, miles (decenas de miles según algunos), y centenares de miles de infectados luchando por no engrosar esa lista del horror, esa lista que deja caer a diario su goteo interminable de nuevas víctimas, nuevos muertos solitarios y anónimos en esta especie de destrucción apocalíptica.
Y los demás salimos a las 8 a aplaudir. ¿Por qué aplaudimos? ¿Por animar a los sanitarios que se están dejando la vida en condiciones lamentables -y en muchos casos criminales- para limitar esa hemorragia demoledora, o por animarnos a nosotros? Realmente ellos, los sanitarios y todos los que están en la primera línea, lo merecen. De hecho merecen más: merecen herramientas seguras, medios, planificación, eficacia, liderazgo… Pero eso no podemos dárselo los de los balcones. Y les damos aplausos. Y luego ponemos música, música para animarnos, para decirnos que aunque encerrados seguimos vivos; música para resistir. Pero yo me pegunto: ¿se pone música en los funerales?; porque eso es lo que estamos viviendo, un funeral continuo e inacabable.
Quizás es que aún no estemos preparados para mirar cara a cara a la tragedia; quizás sea mejor ver en la tele a gente haciendo gimnasia o pastelitos que ver el rostro del dolor, la dimensión de la herida, el abismo de la improvisación y del desconcierto y queramos ahuyentar los malos espíritus con danzas alrededor de la lumbre; o quizás sea que los que lideran la sociedad prefieren que miremos para otra parte y nos escamotean las tragedias individuales.
Estas cosas pienso hoy, tan a contracorriente, en un sábado santo sin paños negros ni imágenes veladas en los templos, sin oficios y sin procesiones, sin dolorosas en la calle y sin cristos resucitados, sin playas atestadas ni viajes al pueblo; en un sábado santo en el cual la muerte se ha hecho estadística, curvas que suben o que bajan como si fuera el Ibex, aplausos al atardecer y ataúdes amontonados en palacios de hielo.
Pero los que se han ido tenían nombre y tenían vida. Y eran de los nuestros. Y han muerto. Descansen en paz.
Día 4.
Tema: Desde mi trinchera. Día 4
Fecha: 15.04.2020
Asunto: Sábado Santo, 11 de abril
Gracias por esa reflexión en voz alta, que la hago mía porque esta tristeza ,que tan bien describes,la he sufrido muy de cerca. Mi hermano falleció el Sábado Santo sin ningún ser querido a su lado ¡es triste, muy triste.! A pesar de todo y, gracias a la Providencia de Dios, como decía mi madre, una enfermera amiga nuestra estuvo con él en las últimas horas. Éste gesto de ese maravilloso equipo sanitario que tenemos, representado en esos momentos por nuestra querida amiga Lola, enfermera de la 5ª Planta del hospital Clínico de Salamanca, hizo mitigar un poco nuestro dolor. ¡Dios la bendiga!
Pero,por desgracia, no todos los centenares de afectados por ese maldito y devastador virus, tienen esa pequeña y a la vez valiosa e importante "suerte"
Esperemos que esto pare de una vez.
Muchas gracias, querido Jose M (Chapela)
Fecha: 12.04.2020
Asunto: Desde mi trinchera
Has hecho una reflexión muy realdela sociedad que vivimos. Yo también pienso que lo que hacemos es lo contrario a lo que se debería ser. Pero me dicen que soy negativa.pero yo pienso no solo en el trabajode alagar de todos los encargados de mantener el orden y ahyudar a los enfermos y personas mayores solas.todos merecen nuestra admiracion. ly respeto. Espero que cese esta lluvia diaria de hermanos que se van y entonces será el momento de alegría
.,dar gracias al señor y premiar a los valientes.
Fecha: 12.04.2020
Asunto: Re: Desde mi trinchera
Esto parará, y espero q si hay responsables por negligencia lo paguen. Saldremos todos muy dañados. Un abrazo
Fecha: 11.04.2020
Asunto: Día 4
Sabado de difuntos. Tristísimo y real. Me ha producido mucha tristeza pero es la realidad. Y, lo que es peor, no veo salida. Que Dios reparta suerte. Un beso
Fecha: 12.04.2020
Asunto: Re: Día 4
Siempre hay salida, amiga . Aunque salgamos desgarrados. Un abrazo
Fecha: 11.04.2020
Asunto: Tema 4.
Pues sí, Jose Manuel, muy triste y desgraciadamente muy real y lo que nos espera. Me da la impresión de que nos hemos inscrito en un máster, sin querer y sin saber de qué va.
Fecha: 11.04.2020
Asunto: Muertos....y vivos
Qué verdad lo que dices. Y una consecuencia directa de la situación en la que estamos viviendo; mi hija, médica y en estos dias en el hotel Alcora, rodeada de viejitos todos contaminados. ¡Y es la única persona con la que pueden hablar, con la que, en ausencia de familiares, tienen un momento de humanidad, la persona a la que le dicen -no te vayas doctora- en, probablemente, sus últimos momentos. Se habla de muerte digna. Pero eso también está ahora inconscientemente asumido en la labor de los sanitarios, no como profesionales sino como personas humanas.
Queda esta reflexión junto a las tuyas
Fecha: 12.04.2020
Asunto: Re: Muertos....y vivos
Estamos pidiendo a los sanitarios que sean todo, q lo resuelvan todo, q se arriesguen sin límite y q suplan las inmensas carencias y errores de otros. Y lo están haciendo. Un abrazo muy fuerte amiga.
Fecha: 11.04.2020
Asunto: Desde mi (tu) trinchera
Tienes razón. Están cambiando esquemas y comportamientos sociales. ¿Hasta cuando y hasta dónde?