Sinopsis
Cuando Gunther Krahmer recibió el encargo de hacer un reportaje sobre el mundo del wolframio en España durante la II Guerra Mundial, no podía prever que su plácida vida de auto exiliado en Torremolinos iba a tocar a su fin; como tampoco podía prever que antiguas heridas mal curadas y traumas profundos mal enterrados iban a aflorar con virulencia a raíz de esa investigación.
Un apasionante recorrido por la España rural y olvidada de 1965 de la mano de un intelectual alemán desengañado de su mundo, de su cultura y hasta de su civilización, nos va desvelando la existencia de una trama delictiva que tuvo su origen en el ocaso del III Reich y que extendió sus tentáculos por todo el mundo. A medida que el protagonista se va viendo atrapado por la investigación, su propia vida, su terrible pasado, se nos va mostrando a través de nueve desgarradoras cartas que envía a su amada Wanda, y veremos aforar escenas de su vida relacionadas con el nacimiento del nazismo, con la II Guerra Mundial, con el Holocausto, con los juicios de Nurembeg, con la Alemania comunista… Un pasado que de algún modo también se entrelaza con la trama criminal que va descubriendo.
Este fascinante relato nos aporta una sorprendente y novedosa mirada sobre la tragedia que asoló a Europa el siglo pasado, y cuyos efectos aún condicionan el tablero político, cultural y social del viejo continente.
«Si algo he aprendido en mi vida es que la cultura en sí no da respuestas morales, solo da falsos ropajes para vestir de oropeles al ego».
«El viejo mundo estaba desapareciendo en silencio, como avergonzado, y entre el polvo de las obras y el ruido estridente de excavadoras comenzaba a aflorar un nuevo estilo de vida».
«Probablemente, enterrado en algún lugar de esa atormentada tierra polaca y rodeado de huesos o cenizas de judíos asesinados aún esté el broche de Aida, el objeto que simbolizó el amor de dos personas y la fidelidad a un credo, a unas ideas y a unas tradiciones. Eso no pudieron gasearlo».
«Una loba latina amamantó a los dos gemelos que crearon Roma, y otra loba (germana, en este caso) engendró y crió a los dos monstruos gemelos del siglo XX».
«Nietzsche dijo que si te asomas al abismo, el abismo también se asoma a ti, y aquel abismo, aquel terror que yo había contemplado se metió en mis entrañas como un virus devorador».
«Al igual que me pasó aquella mágica noche en el hotel Palace, añoré no ser pintor y poder inmortalizar sobre un lienzo su insultante perfección. Una fotografía sería incapaz de captar tanta belleza. Ella sintió mi mirada profunda e intensa y elevó sus ojos hacia mí. Sonrió. En ese momento fui consciente de que por fin había encontrado la felicidad».